Marcela Novoa, describe buenamente al poeta Renán Ponce, señalando que se demora trabajando a conciencia, cada línea visible de la invisible mano de un Dios algo escaso de vista. Fina ironía que impide la insolente ordinariez o el mal gusto que sobresalen por algunas escrituras. Siempre discreto y esencial. Punto aparte de la porteña poesía.